¿Qué es el confort térmico?
El confort térmico – también llamado confort higrotérmico – es aquella situación en que no encontramos ningún malestar térmico. Es decir, cuando el entorno ambiental no nos produce ni frío ni calor.
Concretamente es la temperatura que percibe el cuerpo humano, no la que se puede medir con un termómetro. El termómetro nos determinaría la temperatura ambiente en un espacio, mientras que el confort térmico sería la media aritmética entre la temperatura ambiente y la temperatura media de las superficies que rodean el cuerpo, siendo éste subjetivo y dependiendo de varios factores.
¿De qué factores depende el confort térmico?
Humedad : mantener la humedad de nuestra casa entre un 40 y un 65 % es lo ideal, ya que el cuerpo puede adaptarse perfectamente a estas circunstancias. La calefacción radiante no reseca el ambiente, tanto como que es recomendada su instalación en hospitales, residencias geriátricas, guarderías y otras instalaciones colectivas.
Velocidad del aire : las corrientes de aire inciden directamente sobre nuestra temperatura. Mantener una velocidad del aire entre 0 y 2 m/s nos ayuda a tener un mayor confort. La calefacción radiante, por su propia emisión de calor, no produce apenas movimientos de aire ni remueve el polvo, y con ello ácaros, bacterias o mohos.
Temperatura radiante media : ésta representa el calor emitido por los distintos elementos de nuestra casa, es decir, la envolvente, y que afectan directamente en la temperatura global. La calefacción radiante, al estar integrada en el pavimento, se reparte homogéneamente por toda la vivienda, aportando un flujo de calor óptimo para nuestro confort.
¿Calefacción convencional por convección o calor por radiación?
La calefacción por convección: con radiadores
Calienta solamente el aire de la estancia en cuestión, debiendo calentarse todo el aire de la estancia para poder alcanzar de nuevo la temperatura deseada. Aquí se moverá un porcentaje importante del aire que provoca un levantamiento constante de las partículas de polvo. Estas se pegan a las mucosas, lo que especialmente para las personas alérgicas y asmáticas es una gran desventaja que habla en contra del uso de la calefacción por convección.
Por otra parte, el calor por convección no es uniforme ya que emana de puntos concretos (radiadores) en la estancia dejando algunas zonas más frías que otras.
La calefacción por radiación de calor: por suelo radiante
Ofrece un clima interior mucho más confortable que el generado por un sistema de calefacción por convección. Calienta las paredes interiores y los objetos que se encuentren dentro de la estancia, así como a las personas. Por este motivo el sistema Cecather® es eficiente y consume poca energía ya que el aire no se calienta, sino los objetos de una estancia.
La calefacción radiante no desarrolla circulación del aire y el aire de la estancia no se reseca. Además, no se formará moho, que solo se genera debido a la condensación con el enfriamiento del aire. Por este motivo, este sistema de calefacción está especialmente indicado para personas alérgicas y asmáticas. Los rayos infrarrojos utilizados en la calefacción radiante son ondas electromagnéticas. La longitud de onda utilizada en nuestra calefacción se encuentra en un rango de 2 a 50 µm, valores totalmente inocuos.
¿Sabías que el suelo radiante es el sistema de calefacción recomendado por la OMS? Y aquí zanjamos la leyenda urbana que dice que el suelo radiante provoca varices. Cosa totalmente imposible ya que la normativa de instalaciones térmicas prohíbe superar los 29º de temperatura en la superficie del pavimento. Es más, incluso se podría decir que un sistema de suelo radiante es más beneficioso para aquellas personas con problemas de circulación ya que son propensas a tener los pies fríos.